Cremosas natillas caseras elaboradas con leche infusionada en caramelo, yemas, vainilla y un toque de mantequilla. Un postre tradicional con un giro delicioso y muy fácil de preparar.
En un cazo, calienta el azúcar con el agua a fuego medio hasta que se forme un caramelo dorado. No dejes que se oscurezca demasiado.
Añade poco a poco la leche al caramelo caliente. Al principio se solidificará, pero se fundirá con el calor formando una leche caramelizada.
Separa las yemas y bátelas ligeramente. Diluye la maicena en un poco de leche fría y mézclala con las yemas y la esencia de vainilla.
Añade un poco de la leche caramelizada caliente a las yemas para evitar que se cuajen. Luego vierte toda la mezcla en el cazo.
Cocina a fuego medio, removiendo sin parar con cuchara de madera hasta que espesen. Cuando al pasar la cuchara se forme un surco visible, retira del fuego.
Añade la mantequilla fría y remueve hasta que se funda por completo.
Sirve en recipientes individuales, coloca una galleta en el centro si lo deseas y deja enfriar en la nevera al menos 4-5 horas. Puedes espolvorear canela o caramelizar la superficie con azúcar y soplete antes de servir.
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