Pela las gambas y reserva los cuerpos. Coloca las cáscaras y cabezas en un cazo y tuéstalas ligeramente hasta que tomen color. Añade la leche, caliéntala a fuego medio y deja infusionar 10 minutos. Cuela y reserva.
Pica los cuerpos de las gambas y saltea brevemente en una sartén con una gota de aceite hasta que cambien de color. Reserva.
En la misma sartén, funde la mantequilla a fuego suave y pocha el puerro muy picado. Cuando esté tierno, añade la harina y cocínala 2 minutos para quitar el sabor a crudo.
Incorpora poco a poco la leche infusionada caliente (en tres tandas), removiendo con varillas para que no queden grumos. Añade sal y una pizca de nuez moscada.
Cuando la bechamel espese y se despegue completamente de la sartén, añade las gambas y mezcla bien.
Pasa la masa a una fuente o plato, tapa con papel film o vegetal y deja enfriar mínimo 3 horas en la nevera.
Con la masa fría, da forma a las croquetas (ovaladas o redondas). Reboza primero en pan rallado, luego en huevo batido y de nuevo en pan rallado. Déjalas sobre papel vegetal.
Calienta abundante aceite en una sartén pequeña y fríe pocas unidades a la vez, sin que se toquen. El aceite debe estar caliente pero no humeante, para que se doren sin abrirse.
Retira sobre papel absorbente.