En un vaso batidor mezcla los huevos, la leche, la harina, la sal y la mantequilla fundida. Tritura hasta que la mezcla quede homogénea.
Cubre con film y deja reposar 10 minutos en la nevera.
En un cazo, sofríe las cabezas y cáscaras de las gambas con un poco de aceite hasta que estén bien tostadas. Añade la leche y deja que llegue casi a ebullición. Cuela y reserva.
Unta una sartén con mantequilla y, cuando esté caliente, vierte una pequeña cantidad de masa. Extiéndela y cocina por ambos lados hasta que estén dorados. Repite el proceso y reserva los crepes en un plato.
En una cazuela, derrite la mantequilla y añade la harina para hacer un roux. Cocina 2 minutos hasta que huela a galleta.
Añade la leche infusionada caliente en varias tandas, integrando bien con varillas.
Salpimenta al gusto y añade una pizca de nuez moscada. Cocina hasta obtener una bechamel espesa y cremosa.
Cubre con film a piel y deja templar.
Pica el puerro muy fino y sofríelo en una sartén con un poco de aceite a fuego medio-bajo. Añade las gambas troceadas y cocina hasta que cambien de color. Reserva.
Sobre cada crepe, coloca una o dos cucharadas de bechamel y una de relleno de gambas.
Pliega los laterales hacia el centro formando un paquetito. Coloca los crepes sobre papel vegetal en una bandeja de horno.
Espolvorea cada crepe con queso rallado al gusto y hornea en modo grill a 200 °C durante 6–8 minutos, hasta que el queso esté dorado.